lunes, 26 de octubre de 2009

Derrotismo

Derrotismo.
Para vencer un peligro,
Salvar de cualquier abismo,
Por esperencia lo afirmo,
Más que el sable y que la lanza
Suele servir la confianza
Que el hombre tiene en sí mismo
[1].

El mundo actual y el rol de la Argentina.

El texto lo tomo y transcribo de Claudio Díaz ya que por su claridad resulta paradigmáticamente didáctico. Nos dice el autor: La globalización, mundialización del gran capital, impuesta por las corporaciones transnacionales intenta sentar las bases de un nuevo orden imperial, que con la eliminación de la figura del Estado - Nación, pretende organizar económicamente al planeta como una unidad de producción exclusiva. El mundo es concebido como una gran plutocracia donde cada región debe someterse al rol que se le adjudica previamente, de acuerdo a su influencia en el mapa del poder universal. De un lado se agrupan los países más avanzados tecnológicamente y con capacidad nuclear; del otro los que cumplen tareas industriales; y en un tercer espacio aparecen los agrarios o abastecedores de materias primas. No todo es tan lineal, porque en algunos casos hay territorios que cumplen dos funciones al mismo tiempo. Para esta parte del cono sur el esquema prevé que el desarrollo industrial debe estar encabezado por Brazil, mientras que la Argentina puede acoplarse como socio menor, ya que su mayor aporte al mercado mundial debe provenir de la generosidad para ceder energía, recursos minerales y alimentos, aunque fronteras adentro no se le pueda asegurar un plato diario de comida a sus 40 millones de habitantes[2],[3]. Solo cabe agregar entonces que la actualidad argentina nos muestra un país en camino a una elección para la cual faltan dos años en la que, sin perjuicio de la distancia, las opciones están planteadas y se trata de las mismas que han persistido a lo largo de toda nuestra historia con un resultado que está a la vista. Se trata por un lado de un modelo agroexportador, en el cual el país se conforme con el rol de proveedor de materias primas a los países industrializados[4] o con un país industrial con capacidad para transformar la materia prima otorgándole valor agregado con trabajo argentino. Quienes sostenemos la necesidad de un país industrializado tenemos ya en claro donde está el enemigo.
Las cartas están echadas y el complejo mediático ya ha tomado posición por el primero de los modelos, procediendo en consecuencia en una guerra sin cuarteles en contra del gobierno de Cristina Fernández que ha adoptado medidas que pueden situarse en el segundo modelo[5].
Derrotismo.
La guerra psicológica[6] consiste en un plan de acciones psicológicas bien meditadas, dirigidas a influir en las emociones, actitudes y conducta de grupos enemigos, neutrales o amigos, de modo que favorezcan determinados intereses. Cuando se trata de enemigos, las operaciones están destinadas a suscitar en él un clima mental, una atmósfera, consciente o inconsciente, de prederrota, de inevitable fracaso de todos sus propósitos. Se trata, en concreto, de desmoralizar al enemigo. A ello se llega mediante la generación en él, o en los adversarios, de un clima mental, una serie de senti­mientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del desaliento, etc., los lleve a la derrota. Las operaciones psicológicas pueden tener objetivos cohesivos o disgregadores según se pretenda unir a los miembros del grupo que constituirá la audiencia – blanco o enemistar a los individuos dentro de un grupo o a distintos grupos dentro de la sociedad.
Uno de los más importantes objetivos disgregadores consiste en provocar desánimo o derrotismo, rebajando la moral de los miembros de un grupo con el objeto de reducir su fuerza[7]. La moral no es más ni menos que el coraje que existe en determinados grupos de personas unidas por vínculos comunes y que tienen confianza en sus jefes[8], ésta última es la seguridad que alguien tiene en sí mismo y es el motor que permite psicológicamente sortear con éxito las brechas y problemas que se deben enfrentar en la vida y en toda empresa como lo enseñaba el inmortal Gaucho de José Hernández. El derrotismo es entonces la tendencia a propagar el desaliento en el propio país con noticias o ideas pesimistas acerca del resultado de cualquier empresa, entendida ésta como emprendimiento o política[9]. El desaliento es el decaimiento del ánimo y el desfallecimiento de las fuerzas y su consecuencia la aceptación del resultado, la derrota, antes de la batalla convirtiéndose así en un caso de profecía autocumplida: Si pienso que voy a perder inexorablemente mi ánimo no me permitirá obtener otro resultado. Richard Nixon decía que “Sólo es vencido el que se da por vencido”. La realidad demuestra que en todos – por mucho valor que exhibamos exteriormente – hay incertidumbres íntimas que nos impulsan a entregarnos mentalmente, o en otras palabras a adoptar una actitud derrotista[10]. Si a ello se agrega que el ser humano es en extremo susceptible a los humores, a las emociones e incluso a la forma de pensar de aquellas personas con las que comparte su tiempo, el desánimo tiene la capacidad de correr como reguero de pólvora. En épocas de crisis existe una mayor tendencia a la depresión, razón por la cual si a ésta que es una enfermedad bio-psico-social que afecta el estado de ánimo y la capacidad mental, física y comportamental de las personas, se la potencia con mensajes negativos, el resultado es devastador ya que la tristeza depresiva se expresa en una visión pesimista de la persona y del mundo exterior, en un sentimiento de impotencia y fracaso. Existe una profunda insatisfacción, una vivencia de desvalorización y auto depreciación. Dada la importancia de la confianza en la población de un país, todos los códigos de justicia militar castigan como delito el derrotismo en tiempo de guerra, pero ello no rige en tiempos de paz y menos aún para los civiles, lo que permite un importante margen de maniobra para el enemigo que no por poco visible es menos real.[11]
La propaganda constituyó el instrumento de la guerra psicológica y fue la principal arma política y militar de los estados modernos, hoy al servicio del gran capital transnacional que gobierna el mundo detrás del trono[12]. En este nuevo imperialismo ya no es un Estado que somete a otro, o para decirlo con más precisión: una potencia que arrasa a un país secundario, ubicado en los arrabales del centro mundial. La pretendida dueña de todas las cosas es una elite casi anónima que no tiene nacionalidad. Es multinacional el dominio[13].

La propaganda democrática y republicana. Todo negativo (TN)

El psicólogo inglés F. C. Bartlett sostenía, ya en el año 1941, que la base de toda propaganda en democracia son las noticias[14] y que parece haber en el pensamiento social una preferencia inherente por los aspectos negativos. Explicaba que los comentarios negativos de los periódicos pueden no significar otra cosa que la oposición o la lucha contra alguna autoridad, pudiendo considerarse como una diversión que encierre en su fondo una serie de motivos oscuros relacionados con un antagonismo a las formas establecidas de gobierno. Ratificaba que por esa razón toda forma conocida de propaganda política con éxito, habrá de contener el elemento de crítica negativa[15].
El derrotismo como objetivo disgregador e instrumento de destrucción de la moral nacional ha sido llevado al extremo durante el último año y medio. El complejo mediático con el grupo Clarín al frente ha utilizado todos los recursos para hacernos perder la confianza para sostener un modelo alternativo al del monocultivo que pretende asignarnos el capital transnacional.
Es importante destacar que la propaganda no puede crear “per se” condiciones psicológicas. Opera sobre situaciones psicológicas preexistentes, ya dadas y en nuestro país se trabaja sobre una población que, como enseñaba Jauretche, es el fruto de una educación que tiene en su base la autodenigración como zoncera sistematizada[16]. Basta aproximarse a cualquier medio de información o simplemente salir a la calle para oír a algún tilingo repitiendo aquello de “este país de m…”. Es esa actitud disminuida como argentinos, sobre la que opera, por la cual los tilingos están al acecho de los baches de las calles, el corte de luz o de agua corriente, la falta de horario del transporte, el vidrio o la ventanilla rota, para dar satisfacción a su masoquismo. Hay algunos que llegan a tal extremo que parecen desear que su mujer los engañe para poder decir que los argentinos son unos cornudos.[17] La excelente parodia, del periodista que transmite desde el ministerio de economía, de Peter Capusotto exime de mayores comentarios[18].
El diplomado en operaciones psicológicas por la Escuela de Guerra Especial del Ejército de los E.E.U.U., Frade Francisco Merino, enseña que en las operaciones psicológicas en general es preferible apelar a los sentimientos de la audiencia para despertar las emociones que lleven al estado de ánimo que favorezca los fines propios: el amor, el patriotismo, la felicidad, la ira, el odio, el terror, la desesperación, el desánimo, los que según el objetivo que se busque, pueden ser despertados por los medios de comunicación. Poniendo como ejemplo el terror, nos dice que se procurará salpicar el mensaje de palabras que hagan una llamada a la misma, es decir tales como aniquilación, destrucción, pánico, muerte, locura, desesperación, sangre, etc. No hace falta que el mensaje sea muy largo, unas pocas frases en tono menor pueden producir el efecto depresivo buscado[19]. Bajo el mismo esquema de análisis si se buscara desmoralizar a la población habría que utilizar palabras tales como crisis, caída, derrumbe, etc. Como para muestra basta un botón vale analizar el diario Clarín, en un conteo en el último año, que no es exhaustivo,: (Departamentos: caen las ventas, pero no los precios (19.3.2009); Caen las ventas de autos y los planes de producción cambian (7.10.2008); El campo ajusta fuerte su negocio: caen las ventas de los insumos(17.11.2008) Caen las expectativas económicas (9.9.2009) Caen muy fuerte las expectativas de los empresarios (31.10.2008) Los consumidores, con las expectativas en caída libre (17.2.2009) 23/10/2009 PREVISIONES Caerá 5% el consumo de vino este año; 23/10/2009 PARA EL GOBIERNO, FUE PORQUE SE APLICARON "POLITICAS ANTICICLICAS" El superávit se derrumbó en septiembre 22/10/2009 El superávit fiscal cayó en septiembre al nivel más bajo de los últimos seis años; 21/10/2009 CIFRAS DEL INDEC PARA SEPTIEMBRE Se desplomaron las exportaciones y cae 43% el superávit comercial; 19/10/2009 INFORME DE LA CONFEDERACION ARGENTINA DE LA MEDIANA EMPRESA Día de la Madre: caída en las ventas minorista; 19/10/2009 CONCLUSIONES DE UN ESTUDIO PRIVADO El crédito privado no repunta, pese a la suba de los depósitos 15/10/2009 EN EL AÑO ACUMULA UN DESCENSO DEL 1,2% La demanda de energía eléctrica volvió a caer 15/10/2009. En agosto, volvió a caer el turismo extranjero en el país. 14/10/2009 EDITORIAL. Caída en índice de desarrollo social 12/10/2009 HAY SECTORES QUE YA LLEVAN DOS AÑOS DE RETROCESO Hubo un derrumbe en la producción de bienes durables, dice el INDEC 20/08/2009 En julio, otra vez cayeron con fuerza importaciones y exportaciones 03/07/2009 EL PBI ARGENTINO PODRIA CAER ENTRE 0,3% Y 0,9% ADICIONAL POR LA CRISIS SANITARIA La Gripe A profundiza los pronósticos de recesión 2009; 22/05/2009 SE REUNIERON LAS ENTIDADES PATRONALES, CON LA AUSENCIA DEL CAMPO Preocupación empresaria por una nueva caída de las ventas).
Cuando la agrupación juvenil peronista “La Campora” en medio del conflicto del Estado Argentino con el campo privilegiado, rebautizó a TN (Todo Noticias, el canal más importante del Grupo Clarín) como Todo Negativo sabía de qué hablaba. Como esos recuerdos marcados a fuego en la infancia recordaban las palabras de Raúl Ricardo Alfonsín en el año 1987 en las que se refería al eje central del multimedio, el Diario Clarín: “Uds. tienen un ejemplo hoy les pido que lean el Clarín que se especializa en titular de manera definida como si realmente quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino. Sabemos que es un opositor acérrimo … sabemos también que es éste tipo de artículos el que aparece cotidianamente en el diario…porque la forma falaz en que está presentada la noticia de una disminución de la desocupación en la Argentina es un ejemplo vivo contra lo que tenemos que luchar los argentinos. Este no es un tiempo para flojos a toda la dirigencia argentina sin excepción entre la que me incluyo; frente a tanto negativismo, frente a tanta crítica, si no fuera por el pueblo argentino, si el pueblo de la nación fuera lo que Clarín dice que es, estaríamos todos destrozándonos entre nosotros.”[20]
Destinatarios de la propaganda democrática y republicana.
En su libro “El poder y la opinión” Alfred Sauvy analiza las actitudes de derrotismo y coraje y distingue cinco variantes: 1) Trabajar por la derrota. 2) Esperar la derrota y regocijarse cuando llega, pero no obstante, sin trabajar por ella. 3) Temer la derrota sin resistir ese temor. 4) Combatir el temor de la derrota y alimentar la esperanza. 5) No considerar ninguna posibilidad de derrota. Siguiendo el análisis de nuestra actualidad Sauvy nos dirá que en los grupos 1º (quienes sostienen el modelo de país agroexportador del monocultivo) y 2º (quienes conforman el medio pelo jauretcheano) la propaganda del capital transnacional ejercerán una acción de mero mantenimiento y confortación y en la 2º intentará causar más efecto tratando de hacer pasar del sentimiento al acto, de una esperanza vergonzosa a una traición práctica. Sobre los grupos 4º y 5º quienes sostenemos la necesidad del país industrializado intentaremos idénticos fines. Pero el grupo que ofrece el terreno ideal para la propaganda enemiga del país es el 3º. Quienes temen la derrota pero no descartan esa idea son tan vulnerables que el enemigo explotará, como ya lo hemos visto supra, el segundo aspecto – el sentimiento de la posibilidad de la derrota – para llevarlos al derrotismo. Se pretende agotar la reserva moral de aquellos que apoyan el proyecto pero temen la derrota, para que una minoría pseudo ilustrada, con un racismo a flor de piel, vuelva a recuperar el manejo de la economía para ponerla al servicio del capital extranjero y no del pueblo argentino, ante el desánimo y falta de fuerzas para defender aquello que se pinta como negro. En el manual de guerra psicológica del Estado Mayor Español se indica que contra los partidarios del gobierno (el que hoy encarna el proyecto que se pretende destruir) lo más eficaz es desanimarles, descorazonarles y minar su moral para al fin hacerles perder la confianza en el gobierno. Para ello se explotan las dificultades que éste encuentra en la realización de su labor y se divulgan supuestas atrocidades y abusos[21].

El rol del pensamiento nacional.
Todos aquellos que sostienen que el destino de realización de la República Argentina se encuentra en un país industrial, debemos tener en cuenta lo expuesto y obrar en la unidad no permitiendo que intereses mezquinos nos separen y dividan permitiéndole al enemigo realizar la Restauración conservadora que inexorablemente desarrollará su proyecto con la exclusión del sistema de grandes masas de argentinos, como ya ocurrió en la década pasada a partir del modelo impuesto por los genocidas en el año 1976. Así como sobre el 3º grupo el enemigo puede actuar sobre el segundo elemento, nosotros tenemos la obligación de actuar sobre el primero – el miedo a la derrota – para transformarlo en la decisión de defenderse sin pensar en retroceder.
[1] Martín Fierro. José Hernández.
[2] Claudio Díaz. Diario de guerra. Pág. 170,171.
[3] El modelo agroexportador se constituye sobre la base de la exclusión y es el paradigma de la patria chica. Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche lo enseñaban ya con claridad hace más de cincuenta años. Nos dice Scalabrini: En la maniobra de absorción de la riqueza de una nación por otra, que caracteriza la operación internacional históricamente denominada “imperialismo económico” la víctima ineludible es el pueblo de la nación explotada. El explotador (en la actualidad el capital financiero transnacional) puede mantener – y siempre mantiene – un grupo de personas o una parcialidad y hasta una clase social, en un nivel de vida que hasta puede llegar a ser superior a la que le hubiera correspondido en una nación independiente (el campo privilegiado). Es una comisión a los administradores que gozó siempre nuestra oligarquía, conscientes en su función de capataces de la colonia. La verdadera ganancia del explotador es el resultado de la suma de los millones de pequeños sacrificios sonsacados a la inmensa mayoría del pueblo. Y ese es el tremendo problema de la Argentina con Gran Bretaña. La industria Argentina que se creo en el tiempo en que estuvo relajada la dominación británica, elevó el nivel de vida del promedio humano argentino. La elevación del nivel de vida eliminó el infra consumo de nuestras muchedumbres depauperadas. Al aumentar los consumos argentinos, la mercadería exportable disminuyó hasta límites intolerables para Gran Bretaña. Para aumentar nuestra exportación es indispensable que nuestro consumo disminuya. Para que disminuya, es indispensable hacer bajar el nivel de vida de las grandes masas proletarias. Para hacer bajar el nivel de vida de las masas proletarias hay que eliminar el factor que lo hizo elevar: la industria. (Forjando una nación Scalabrini Ortiz y Jauretche en la revista “Que sucedió en siete días” pág. 34,35.) Ahora Jauretche: La relación adversa de los términos del intercambio, consiste simplemente, en saber que el proceso de transformación de la materia prima va incorporando costos a la misma y que éstos son absorbidos, en las distintas etapas de la transformación, por el salario y el capital del país donde se industrializa, de manera tal que las materias primas, en cuanto productoras de riqueza, sólo benefician en la primera etapa al país que las produce y exporta en bruto, mientras se le incorporan riqueza en cada etapa de la transformación, en el país que las transforma. (Así, al que exporta hierro o lana sólo le queda lo correspondiente a la producción minera o ganadera, mientras que el proceso que va del hierro o la lana a la máquina o el traje va dejando, en el país que importa la materia prima, todos los costos de las sucesivas modificaciones, a los que se incorporan los costos de los instrumentos utilizados, desde el transporte y el seguro, a la remota labor de los que preparan las máquinas usadas en la transformación, sumados a la transformación misma. Con esto quiero decir que la valorización primaria es la única que beneficia al país productor de la materia, mientras que el país transformador incorpora los aumentos, o las economías originadas por el desarrollo técnico, a la capacidad de su propio mercado. Así, si a principios de siglo equis kilos de lana permiten comprar una locomotora, treinta años después hacen falta cinco o seisveces más de lana para el mismo cambio, pues, en el mejor de los casos, el aumento del valor absoluto de la lana es un aumento que no compensa los innumerables aumentos correspondientes a los innumerables momentos de la transformación. Esta aclaración no es exactamente técnica, pero permite dar una idea al profano de en qué consiste ese enunciado un poco misterioso "de la relación adversa de los términos del intercambio")
[4] Que mejor exponente que Mauricio Macri en el programa del autor ideológico de todos los golpes de estado desde 1955 a 1976, Mariano Grondona, para expresarlo: “Si seguimos siendo el granero del mundo, ¿por qué no arreglamos esto de una vez y aprovechamos para entrar al mercado chino e indio que piden a alimentos a los gritos? Para la maquinaria pesada están los alemanes. Hora clave. 8 de junio de 2008.
[5] Para citar solo algunas: recuperación de la fábrica militar de aviones, recuperación de aerolíneas argentinas, recuperación de los fondos de las AFJP, subsidios a la industria, establecimiento de barreras a la importación con medidas antidumping, recuperación de salarios, establecimiento de paritarias como modo de discutir salarios, establecimiento de limitaciones al ingreso de capitales golondrina, nuevo esquema comunicacional.
[6] Se trata propiamente de operaciones psicológicas (los reglamentos militares norteamericanos las denominan psy – op por psychological operation), sin embargo lo denominaremos así en atención a que el nombre “guerra psicológica” ha tomado carta de naturaleza, y se utiliza en la mayoría de libros y artículos que se escriben en el mundo sobre la especialidad.
[7] Frade Francisco Merino. La guerra psicológica. op. Cit. Pág. 55.
[8] Edgard Glover. Psicología del miedo y del coraje. Pág. 44
[9] www.rae.es
[10] Edgar Glover. Op. Cit. Pág. 72
[11] El código de justicia militar argentino tipifica el delito en el art. 622 (traición) inc. 15. Divulgar intencionalmente noticias que infundan pánico, desaliento o desorden en las fuerzas armadas nacionales o aliadas y lo reprime con una pena de reclusión indeterminada y degradación pública.

[12] Salbuchi Adrian. El cerebro del mundo. Pág 57.
[13] Claudio Díaz. Diario de guerra. Clarín el gran engaño argentino. Pág. 47.
[14] La propaganda política. F.C. Bartlett. Fondo de cultura de México. Pág. 135
[15] F.C. Bartelett. Op. Cit. Pág. 77.
[16] Arturo Jauretche. Manual de zonceras argentinas. Pág. 96
[17] Arturo Jauretche. El medio pelo en la sociedad argentina. Pág. 304.
[18] http://www.youtube.com/watch?v=wAi25J0jdRk&feature=related

[19] Frade…op. Cit. Pág. 129
[20] http://www.youtube.com/watch?v=jN5AIeGRby8

[21] Frade…Op. Cit. Pág. 153

Operación pánico diestro


Operación Pánico Diestro
No hay peor fascista que
un burgués asustado.[1]

Seneca solía decir que nadie se aterra sin perder un poco de su buen sentido[2]. Ello fue comprendido durante la primera mitad del siglo veinte por los psicólogos sociales que conformaron los instrumentos de la guerra de nervios o guerra psicológica[3]. Esta última consiste en un plan de acciones psicológicas bien meditadas, dirigidas a influir en las emociones, actitudes y conducta de grupos enemigos, neutrales o amigos, de modo que favorezcan determinados intereses. Cuando se trata de enemigos, las operaciones están destinadas a suscitar en él un clima mental, una atmósfera, consciente o inconsciente, de prederrota, de inevitable fracaso de todos sus propósitos. Se trata, en concreto, de desmoralizar al enemigo. A ello se llega mediante la generación en él, o en los adversarios, de un clima mental, una serie de senti­mientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del desaliento, etc., los lleve a la derrota. Para poder realizar las operaciones psicológicas es necesario valerse de todos, absolutamente todos, los me­dios técnicos de la difusión –prensa, radio, cine, comunicaciones, televisión, etc. –. [4] En la actualidad, la existencia del monopolio mediático[5], brazo fundamental del capital transnacional (que gobierna el mundo detrás del trono[6]), nos coloca en la lamentable situación de padecer de manera permanente dichas operaciones siendo un imperativo conocer su funcionamiento para así defendernos de él.
Como se explicara supra, el miedo constituye un factor de descompensación psicológica y es un estado psíquico reflejo, establecido inconscientemente, incontrolable, que paraliza las actividades y detiene asimismo toda defensa. Se produce cuando el instinto de conservación se ve acosado por un hecho exterior que amenaza la integridad física o moral del individuo. El que tiene miedo, ya se sabe, pierde toda posibilidad de defenderse. Este estado psíquico del miedo atraviesa por distintas etapas ascendentes: la prudencia, la cautela, la alarma, el temor controlable, la ansiedad, que puede hacerse angustiosa y hasta desesperada, el pánico y, finalmente, el terror[7]. En los estadios más graves del estado psíquico del miedo, encontramos el pánico, que tiene lugar cuando el hombre no divisa ni vislumbra en detalle el objeto temible y manifiesta una ansiedad angustiosa o se manifiesta a través de la angustia cuando lo presiente o avista, o de desesperación ante su proximidad y se pone en evidencia cuando el hombre pierde completamente el control. La palabra pánico proviene de la mitología griega, en la cual Pan era el dios de la naturaleza, vivía en el campo controlando ríos, bosques, manantiales y animales de pastoreo. Era bajito, con piernas de cabra y tremendamente feo. Dormía la siesta y cuando un viajero interrumpía su actividad, Pan irrumpía en el camino con un alarido que congelaba la sangre y que se decía que provocaba piloerección. Su chillido era tan intenso que había provocado la muerte a varios transeúntes. Pan en griego significa “todo”. Por la relación con lo descripto, el violento e inesperado miedo generalizado fue denominado “pánico”. Los estudiosos de la psicología explican que los mitos constituían el medio a través del cual los griegos explicaban los complejos psíquicos de los humanos. Enseñan también que la mayoría de nuestros temores irreales tienen sus raíces en la infancia. El ruido es entonces un factor que intimida, asusta, petrifica y el chirrido de Pan no es otra cosa que la explicación de nuestro temor a aquél. El ruido siempre ha atemorizado desproporcionadamente al hombre. Los niños en la cuna tienen miedo del ruido. Se sobresaltan del ruido de la tapa de una tetera, un sonido grato a los oídos de un adulto sediento. El público civilizado que concurre al cine siente que se le pone la piel de gallina ante un ruido sorpresivo. El ruido de una bomba de estruendo que explota acelera los latidos de nuestro corazón aunque la razón nos diga que la bomba no es para nosotros ni puede causarnos daño[8]. El término “ruido” proviene del latín rugitus, rugido, que en el latín vulgar tomó el sentido de estruendo[9]. De la misma raíz procede el término rumor, que significa “ruido”, “rumor”. Una de las técnicas especiales de las operaciones psicológicas lo constituye este último. El rumor es un ruido intimidatorio que consiste en un informe específico sobre un asunto que interesa a mucha gente, de autenticidad dudosa y origen no comprobable que pasa de persona a persona, generalmente por vía oral. Es función de la importancia del asunto multiplicada por la ambigüedad de noticias en ese momento y la falta de hechos concretos. Se extienden impulsados por el miedo y su iniciación tiene origen en agentes enemigos, hoy dueños del monopolio mediático. La noticia constituye un recurso distinto de la guerra psicológica, pero el monopolio actual y su falta de seriedad han convertido al rumor en noticia. Valga como ejemplo de ello las notas publicadas sin firmar[10], la exagerada utilización del recurso del “off the record” y las fuentes no citadas. El hombre es por naturaleza un soñador y cuando las cosas marchan mal piensa en la catástrofe[11].
El mundo actual y la operación pánico diestro
Cuando en la segunda mitad del año pasado se desató la crisis financiera internacional, muchos pensaron que el neoliberalismo, con sus ingentes injusticias y saqueos, había llegado a su fin. Los presidentes de los países que habían apoyado sin cortapisas dicho latrocinio en razón de beneficiarse con él, entre ellos Francia, Alemania, EE.UU., se pronunciaban a favor de la intervención del Estado en la economía, postura que puede considerarse de izquierda y profundamente antagónica con la sustentada y difundida a través del más que derecho consenso de Washington. Sin embargo, a poco de andar, el capital transnacional y los países nombrados, no sólo no han apoyado dicha intervención sino que, cuando la han llevado adelante, ha sido para socializar las pérdidas. Véase sino el caso de EE.UU. y el Citibank. Claro está que existen quienes sostienen que dicho poder no sólo intentará mantener el status quo sino que intentará agravarlo conduciéndonos hacia un gobierno mundial[12]. Sea cual fuere el escenario, lo cierto es que dicho poder generará infinidad de operaciones psicológicas a través del poder mediático valiéndose del miedo como vector de conducción de conductas. Enrique Lacolla lo expone claramente de la siguiente manera: “El miedo se ha convertido en el invitado de todos los días en los medios de comunicación. Y cada vez abarca a círculos más amplios de gente. Los elementos que producen el caos existen, desde luego. Pero en la maraña informativa que lo ilustra que enfatiza son consecuencias y no las causas que lo producen. Los coches bomba, los terroristas suicidas, el desempleo que crece y alcanza ya a las naciones industrializadas, la inseguridad, la droga, el desorden económico y las plagas que no cesan de aflorar de un tiempo a esta parte a lo largo y a lo ancho del planeta –el sida, la gripe aviar, la gripe porcina, el calentamiento global-, son vectores de miedo a gran escala. Frente a esta avalancha de informaciones nefastas, ¿no llegará el momento en que la opinión mayoritaria, poco predispuesta al análisis circunstanciado de los problemas, reclame un solo gobierno mundial para oponerse al caos general que se instala en el planeta? El fomento de la ansiedad y la incertidumbre puede ser el expediente maestro para lograr ese punto de ruptura psicológica.”[13] Ello así en razón de que, por una parte, y como ya se ha explicado, ante el miedo la persona se aísla, se recluye, se vuelve más vulnerable y ello se traduce en una desconfianza recíproca co­lectiva que des-une. Como lo saben muy bien los niños, es menos probable que nos sintamos atemorizados cuando estamos en buena compañía. Por otra parte, ante el miedo y obligado a elegir entre mantener el status quo y propiciar el cambio, el ser humano prefiere siempre el primero. El cambio es algo muy perturbador para el animal humano aun cuando sea beneficioso. Dado que el mundo está y ha estado siempre plagado de inseguridades y amenazas, el hombre se aferra a los rostros de lo conocido y crea hábitos y rituales que lo tornan más confortable. El instrumento desde el cual se impulsarán dichas operaciones será claramente el mediático. Como bien señala Alberto Lapolla, en un reciente artículo, el capital transnacional mantiene incólume su poder en los medios masivos de difusión. Nos dice que “en el mundo actual, donde el modelo neoliberal ha colapsado, las cadenas multinacionales multimediáticas son el principal reservorio de la restauración neoliberal y fascista contra el avance de los pueblos”[14]. Siendo así, y manteniendo el capital transnacional dicho poder, es necesario comprender su modo de operar para sostener el status quo y así poder combatirlo eficientemente.
La Argentina y la operación pánico diestro
Los argentinos debimos soportar, durante los meses recientes, operaciones psicológicas desarrolladas por el monopolio mediático con el miedo como vector de conducción de conductas hacia el espacio político de la derecha. Así debimos someternos a su permanente bombardeo. Primero, fue la crisis económica internacional y la posibilidad de que la contracción de la economía determine el desempleo, la ausencia de recursos económicos y una caída exponencial en la capacidad económica de la sociedad. Segundo, la inseguridad, donde cada delito era repetido ad nauseam con el correspondiente comentario editorial de los fascistoides de la oportunidad sumados a los de siempre[15]. Tercero, la epidemia del dengue, que parecía que extinguiría a todos los argentinos ante la inacción del gobierno. Luego, el miedo al fraude eleccionario, y dale que van… Actualmente podemos observarlo en el, cuando menos irresponsable, tratamiento de la gripe A H1N1. Para el monopolio mediático, en todos los casos, los males que causan e infunden temor o son provocados por el gobierno nacional o éste tiene toda la responsabilidad por no impedirlos, sin importar lo que haga. Recientemente la Federación de Psicólogos de la República Argentina, a quien a nadie se le ocurriría calificar de oficialista, cuestionó lo excesos mediáticos que: “han generado verdaderas epidemias de pánico, que lejos de favorecer la movilización social resolutiva, crean una profunda incapacidad psicológica para el afrontamiento eficaz y solidario de la epidemia viral, pudiendo igualmente aumentar la ansiedad de grupos vulnerables en lugar de disminuirla.[16]” Con estos antecedentes y los resultados del 28-J nada hace prever que cedan las operaciones para forzar al pueblo argentino a una opción conservadora para el año 2011. En nuestro país, las mencionadas operaciones cuentan con un blanco perfecto, integrado por la clase media, que constituye, sin lugar a dudas, la mayoría de la población argentina, caracterizada centralmente por un comportamiento de miedo a perder lo que tienen, especialmente destacado en quienes han accedido a esa situación con esfuerzo personal y familiar importante[17]. Hace más de cuarenta años, Hernández Arregui nos decía: “La propaganda del imperialismo apunta particularmente a aquellas clases sociales que temen el cambio. La clase media es uno de sus objetivos centrales…ofrece desigualdades de composición, asimetrías de nivel y diversidades ideológicas en sus diversos componentes lo que se expresa en una forma de individualismo y en cierta resistencia a la solidaridad social organizada…es muy sugestionable y fácilmente orientable bajo la exaltación de la moral, la necesidad de restaurar el orden, la familia, la religión, la propiedad”[18]. Por todo ello, la agitación al miedo, al Chavismo y la venezualización del país le resulta tan eficiente al monopolio que deberemos tolerarlo en importantes cantidades a futuro.

Cómo enfrentarlo
El gran historiador latino[19] del siglo I a. C., Tito Livio, decía que el terror a lo ignorado es mayor[20]. Se teme a lo que se desconoce. Según el psicólogo Edward Glover, quien enseñó al pueblo inglés a defenderse de las operaciones psicológicas llevadas adelante por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, se debe, en primer lugar, afrontar con honestidad y sin disimulo las causas reales de inquietud y, en segundo lugar, definir y controlar esas alarmas, sospechas y supersticiones irreales que tienden a debilitar y quebrantar la firmeza de propósitos de un pueblo en el curso de una crisis. Como desde que nacen los seres humanos son sensibles al ruido y desarrollan toda clase de temores ante él, taponar los oídos es una precaución acertada contra el ruido pues lo atenúa hasta un nivel razonable. Los primeros auxilios son simples y para su efectividad sólo se requiere sentido común, simpatía y tacto[21]. Por una parte, adecuándolo a la actualidad, deberemos abstenernos de consumir la contaminada mercancía producida por el monopolio mediático. Por otra parte, las cátedras de guerra psicológica enseñan que lo mejor para luchar contra el rumor es eliminar las causas básicas proporcionando toda la información útil y comprensiva que sea posible, elevar la moral para suavizar las tensiones producidas por la crisis, educar al pueblo a controlar sus temores y, por último, desacreditar el rumor en el momento en que se produce proporcionando información actual[22]. En la profilaxis del miedo es imperativo promover el conocimiento de la verdad de los hechos para cohesionar al pueblo sobre la base de un proyecto común. Para ello, resulta fundamental contar con una democracia de medios que permita la expresión de todos los sectores nacionales que pretenden una sociedad políticamente soberana, económicamente libre y socialmente justa. A ese efecto no se debe claudicar en el apoyo y demanda de la presentación en el congreso del proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual[23] que permitirá combatir, si no con éxito, al menos con posibilidades de él, al embate de la operación pánico diestro.

[1] Bertold Bretch.
[2] Nemo sine aliqua factura sanitatis expavit.
[3] Se trata propiamente de operaciones psicológicas (los reglamentos militares norteamericanos las denominan psy-op por psychological operation), sin embargo lo denominaremos así en atención a que el nombre “guerra psicológica” ha tomado carta de naturaleza y se utiliza en la mayoría de libros y artículos que se escriben en el mundo sobre la especialidad.
[4] Ramon Carillo: La Guerra Psicológica. Versión taquigráfica tomada por la Subsecretaría de Informaciones de la Nación (hoy SIDE) durante el curso de tres clases sobre guerra psicológica (conocimiento y utilización de la psicología como arma de guerra) brindado en 1950 por el ministro Prof. a los jefes y ofi­ciales de la Escuela de Altos Estudios.
[5] Al que nos referimos en un trabajo anterior. “Medios masivos de comunicación y poder”. Ver en http://www.sosperiodista.com.ar/El-Pais/Medios-masivos-de-comunicacion-y-poder.
[6] Salbuchi Adrian: El cerebro del mundo. Pág 57.
[7] Ramon Carillo: La Guerra Psicológica. Versión taquigráfica tomada por la Subsecretaría de Informaciones de la Nación (hoy SIDE) durante el curso de tres clases sobre guerra psicológica (conocimiento y utilización de la psicología como arma de guerra) brindado en 1950 por el ministro Prof. a los jefes y ofi­ciales de la Escuela de Altos Estudios.
[8] Edward Glover: Psicología del Miedo y del Coraje. Ed. La Pleyade. Pág. 53.
[9] Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico. Corominas Pascual. Ed. Gredos s.v.
[10] Como decía E. S. Discépolo: “Quien no tiene razón, casi nunca firma (...) ni responsabilidad, ni razón ni valentía”.
[11] Edward Glover: Psicología del Miedo y del Coraje. Ed. La Pleyade.
[12] Un artículo publicado el pasado 8 de diciembre en uno de los más importantes e influyentes voceros del Nuevo Orden Mundial, el matutino londinense The Financial Times, cuyo título lo dice todo: “Ahora vamos por el gobierno mundial” (en el original en inglés, “And now for World Government”), que pretende exponer la necesidad de que exista cooperación entre las naciones para abordar determinados problemas mundiales, y que ello debe hacerse a través de instituciones con características similares a las de un Estado planetario, avalado por un cuerpo de leyes también mundiales. Se toma como antecedente principal y cercano a la Unión Europea, que hoy reúne a 27 Estados nacionales bajo un conjunto de instituciones en común: moneda, leyes, reglamentaciones, fuerzas armadas, corte suprema, y otras.Las razones esgrimidas por el redactor del Financial Times, Gideon Rachman, se centran sobre tres ejes de problemas globales que exigen soluciones globales, a saber: (1) la Crisis Financiera Global, (2) el Calentamiento Global y (3) el “Terrorismo Global”. Adrian Salbuchi en http://www.asalbuchi.com.ar/
[13] Enrique Lacolla. El ariete del Miedo. www.enriquelacolla.com
[14] La derrota del kirchnerismo: la naturaleza del escorpión.
[15] Dentro de las formas de comunicación empleadas en las operaciones psicológicas, encontramos el slogan, que consiste en una frase corta que debe ser muy expresiva, pues su fin es remover o hacer surgir determinadas emociones o deseos, tales como la ira, el odio, etc., estimulando una respuesta tipo acción de masa. “El que mata tiene que morir” repitieron hasta el cansancio los medios a partir de la ¿creación? por parte de la diva televisiva. La respuesta no demoró mucho. A los pocos días un incalificable intendente de la provincia de Buenos Aires pretendió dividir dos localidades con un patético muro para dividir a los pobres –a quienes se acusa de ser la causa de la inseguridad– de los ricos. Unos días más y un grupo de vecinos alienados atacaron al Fiscal del distrito que se acercó al lugar de comisión de un homicidio. A ello le siguió la formación de manifestaciones “espontáneas” en contra del gobierno y en reclamo por la inseguridad. A la hora de realizar una lectura crítica de estos hechos, es interesante tener en cuenta las enseñanzas de la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (C.I.A.) en la materia. Los manuales de golpe de estado enseñan que la creación de la apariencia de inestabilidad desestabiliza a los gobiernos y para ello se llevan adelante acciones para fomentar “manifestaciones espontáneas de descontento”. Para comprenderlo, es necesario observar a quienes participan de las marchas y se observará que existe siempre un mismo núcleo de personas que participan de la ella y que son quienes dirigen y organizan las supuestas “manifestaciones espontáneas”.
[16] Diario Comercio y Justicia. Contratapa del día 14 de julio de 2009.
[17] Enrique Martínez. El desafío. http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-3953-2009-07-17.html

[18] Hernandez Arregui. Imperialismo y cultura.
[19] Nació en Patavium, se lo conoce por su obra sobre la historia romana “Ad Urbe condita”.
[20] Maior ignotarum rerum est terror.
[21] Edward Glover: Psicología del Miedo y del Coraje. Ed. La Pleyade. Pág. 84.
[22] Frade Francisco Merino: La Guerra Psicológica. Ed. Pleamar. Pág. 105.
[23] Dicho proyecto fue recientemente apoyado por el alto funcionario de las Naciones Unidas para la Libertad de Expresión guatemalteco Frank La Rué, lo que demuestra a las claras las falsas denuncias del monopolio en contra del proyecto de ley.

El lenguaje y la propaganda política

Cuando yo uso una palabra
ésta significa exactamente lo que yo quiero; ni más ni menos.

Humpty Dumpty en Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll.

El lenguaje y la propaganda política
La propaganda política es un proceso de comunicación por medio del cual una persona o grupo trata de influir en los gustos, ideas y sentimientos de otras personas, con el fin de modificar sus actitudes y dirigirlas hacia una conducta que favorezca los fines e intereses de los primeros. Constituye un instrumento de la guerra psicológica[1] consistiendo ésta en un plan de acciones psicológicas bien meditadas, dirigidas a influir en las emociones, actitudes y conducta de grupos enemigos, neutrales o amigos, de modo que favorezcan determinados intereses. Los medios utilizados son eminentemente dirigidos a afectar la psique humana, por persuasión o amenaza. La propaganda constituyó la principal arma política y militar de los estados modernos, hoy al servicio del gran capital transnacional que gobierna el mundo detrás del trono[2]. Durante los años de la guerra fría era calificada por los Altos Estados Mayores de los países de ambos bloques como “total y permanente”.

El proceso de propaganda como ciclo de comunicación
La comunicación es el proceso humano por el cual una persona o grupo transmite o evoca en otras determinadas percepciones, ideas, juicios, emociones, sentimientos y otras manifestaciones anímicas, haciendo posible la vida humana de relación. La importancia primordial de la palabra en la construcción de la realidad se manifestó en el experimento del emperador romano Federico II, quien quiso hallar respuesta a cuál era el lenguaje primitivo y originario de los hombres. Para ello, colocó un grupo de recién nacidos al cuidado de un conjunto de madres sustitutas a las que se les ordenó que atendieran con cuidado a los niños, pero sin que nunca les dirigieran la palabra ni las escucharan hablar entre ellas. Tanto precisa el ser humano comunicarse con otros para lograr su propia autopercepción que todos los niños de aquél experimento fueron muriendo rápidamente[3]. El elemento que transporta la comunicación está formado por símbolos, los cuales representan de un modo abstracto aquellas manifestaciones anímicas y se basan en alguna relación con éstas, por asociación o simplemente por una convención establecida. Por ello cada cultura tiene sus símbolos especiales: los más importantes son los que constituyen el lenguaje. El lenguaje hablado o escrito se construye por medio de la palabra.
En el manual de Guerra Psicológica redactado por el coronel de Artillería del servicio del Estado Mayor del Estado Español, Fernando Frade Merino, el autor enseña que el contenido de la comunicación está compuesto por símbolos que evocan determinadas ideas o estados de ánimo en el alma del que los percibe, que le impulsan a cierta acción. Agrega que lo que el comunicante hace es manipular el mundo simbólico de su audiencia, un mundo que no está formado por realidades del medio ambiental de las personas tal como éstas lo perciben por sus sentidos, sino como las personas que forman esa audiencia han sido forzadas a incorporarlas a su interior. Una charla convincente, por ejemplo, no es más que una acertada manipulación del mundo simbólico del que escucha, por medio de la cual el comunicante es capaz de hacer ver al otro unos sucesos, no del modo en que tuvieron lugar, sino como a él le impresionaron o como a él le interesan, siendo éste el objetivo de la propaganda: hacer ver las cosas de modo que la conducta resultante favorezca los fines del que hace la propaganda[4].
Conocer, entonces, el valor de la palabra en la propaganda, su dominación y, por ende, la posibilidad de manipularla e imponerla concede insondables poderes no perceptibles por la mayoría de la gente. Una vez que se ha elaborado un mensaje viene la labor de difundirlo, lo cual se hace del modo que mejor convenga, de acuerdo a los medios de difusión con que se disponga. En la actualidad, la existencia del monopolio mediático[5], brazo fundamental del capital transnacional, dispone de la posibilidad de la subversión de las palabras como recurso de operaciones psicológicas. Una de las técnicas especiales de propaganda consiste en las llamadas “generalidades brillantes” o “palabras virtud”. Se trata de palabras o frases estrechamente asociadas a ideas o creencias tan aceptadas por todo el mundo que llevan aparejadas la convicción en ellas sin necesidad de razones o hechos que las apoyen. Históricamente constituyen una herramienta clave de la manipulación psicológica y pueden considerarse palabras mágicas que exigen la aprobación sin buscar razones. Libertad, honor y democracia son claros ejemplos de ellas. En la manipulación, se trata del uso arbitrario, discrecional y desmedido de la carga emotiva de las palabras. Esta última implica que las palabras pueden expresar emociones o provocarlas, perjudicando el significado cognoscitivo.
Como advirtiéramos, hoy en día el monopolio mediático cuenta con la posibilidad de imponer las palabras y su correlativa interpretación, desvirtuando su significado original. Así, es terrorista un kamikaze que se inmola junto a sus víctimas en un atentado con chaleco-bomba; mientras que no lo son los ejecutivos de la agencia central de inteligencia de los EE. UU. (CIA) o el Pentágono que decretan en frío el exterminio de ingentes cantidades de personas en un aséptico puesto de comando situado a miles de kilómetros del lugar de la acción, desde donde se puede accionar un botón que mata a distancia y sin el más mínimo riesgo para quien lo presiona[6]; las personas muertas por un atentado “terrorista” son víctimas y las muertas por el poder de fuego de las potencias son “daños colaterales”. Es un tránsfuga el Dr. Borocoto que saltó del macrismo al kirchnerismo pero no Julio Cesar Cleto Cobos que saltó del oficialismo a la oposición con la misma facilidad que aquél.
Existe una desvalorización del lenguaje, una inversión del sentido de las palabras que rige como verdad revelada para los ejecutivos de los medios de comunicación y para los periodistas que se acompasan a sus directivas implícitas.[7] Consiste en el tratamiento hipócrita o doble discurso para enmarcar la realidad: cuando me conviene uso una vara y, cuando no, la cambio estableciendo arbitrariamente las categorías en que se coloca al sujeto objeto de análisis. Esto me recuerda una memorable frase del dramaturgo y comediante Groucho Marx quien se manifestaba por demás ofendido ante reproches a sus actitudes y decía: “Estos son mis principios y si no les gustan….tengo otros”. El poder económico, que a través del instrumento mediático ensaya y lleva adelante la manipulación de la sociedad de masas, crea entonces palabras mágicas como “consenso”, “institucionalidad”, “pluralismo”, “diálogo” y, como bien señala Enrique Lacolla, su aplicación a diestra y siniestra, sin tomar en cuenta la naturaleza de las cosas que se dice describir con ellas, desfigura desde el vamos a la materia sometida a análisis. Y ese falso discurso, como consecuencia de la asimetría de las relaciones de poder, se ejerce desde el lado de los más fuertes con una discrecionalidad y prepotencia que no pueden ser rebatidas por parte de los más débiles[8]. Los conceptos indicados llevan implícita una carga emotiva positiva pero la descripción de lo que se entiende por ellos no es aportada por el monopolio mediático. Con ello, se logra el efecto de encuadrar de manera arbitraria en dichos conceptos a quienes resultan favorables al sistema y se denuesta a quienes no lo son.
Es de destacarse, en este sentido, que una de las cualidades de la palabra “virtud” es su vaguedad, por la cual se huye de explicaciones detalladas para que el blanco sea el que dé su propia interpretación y otra la simplificación entendida como el proceso de reducir la propaganda a términos concisos, verosímiles, persuasivos y aun dogmáticos, ya que la mayoría de la gente carece de capacidad o deseo de seguir un largo y complejo razonamiento, aceptando explicaciones simplificadas sobre todo si se trata de asuntos fuera de su campo de especialidad[9]. La utilización psicológica de los términos opera instalando los términos en el campo mediático, imponiendo a la sociedad su consideración diaria y achacándole su carencia a quienes se quiere perjudicar. El truco consiste básicamente en no definir los conceptos y obviar decir que –como bien explica Rodolfo Terragno en su Proyecto Nacional 10-16– cuando se plantea una reforma hay ganadores y perdedores y quienes inicialmente se sientan perdedores opondrán resistencias. Es claro el ejemplo del actual gobierno que ante la toma de importantes decisiones, v.g.r. la vuelta al sistema de solidaridad intergeneracional en la recuperación de las administradoras de fondos de pensión, fue acusado por la oposición de no consensuar y de carecer de capacidad de diálogo. Se omitió decir entonces que el tomar decisiones y llevarlas adelante a través del parlamento no implica falta de diálogo ni consenso sino el normal ejercicio de las instituciones.
Sin embargo, ello ha sido subvertido en el ámbito de las ideas mediáticas, imponiéndose una interpretación que, si se llevara a su concreción, implicaría la parálisis absoluta del cuerpo social ya que jamás estaremos todos de acuerdo. Consenso es, según la Real Academia Española, el acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos, y, en una sociedad con grandes desigualdades económicas y sociales, es imposible que las ideas y proyectos sean adoptados por unanimidad. Recuérdese el conocido aforismo que reza: “No conozco el camino del éxito, pero sí el del fracaso: trate de conformar a todos”. Pruebe sino Ud. amigo juntarse con cinco personas e intente ponerse de acuerdo en algo, lo que sea, y como ejemplo le doy la coordinación de una cena en la que habrá que consensuar día y hora, plato a servir, invitados y demás puntos organizativos. Verá como en cinco minutos surgirán posturas irreductibles y probablemente haya que decidir por mayoría. La democracia opera de dicho modo y puede no ser un sistema ideal, pero es, sin embargo, como ya lo dijera el primer ministro británico Winston Churchill, el menos peor.
Cualquier subversión del lenguaje es peligrosa porque pone en riesgo la comprensión del mundo tal cual lo percibimos, pone en riesgo los sistemas de interpretación y la creencia en nuestra propia cordura, que acaso no sea sino una mera convención del lenguaje[10]. Cuando se usan los términos indicados, el individuo cree erróneamente que ha atrapado una idea clara. Dicha idea, por el contrario, está hecha de retazos, con muchas aristas y llena de agujeros. Pero una emoción profunda encadena los fragmentos dispersos, formando así una aparente unidad[11]. Nombrar el mundo como enseñó el experimento de Federico II es la base de toda humanización, pero repetir las etiquetas que pone el poder para nombrarle constituye la base de toda manipulación y degradación del ser humano.
La miseria más profunda que puede sufrir el hombre es la de su ignorancia promovida y consentida. Por ello, porque el lenguaje es el primer gran constructor de la realidad, ya que no la refleja sino que la crea, es imprescindible terminar con el monopolio mediático a través de la sanción del proyecto de ley de servicios audiovisuales, impulsado por el gobierno nacional, que permitirá redistribuir la palabra concluyendo con la nefasta ley sancionada durante la noche más oscura y agravada por la segunda década infame.

[1] Se trata propiamente de operaciones psicológicas (los reglamentos militares norteamericanos las denominan psy – op por psychological operation), sin embargo lo denominaremos así en atención a que el nombre “guerra psicológica” ha tomado carta de naturaleza, y se utiliza en la mayoría de libros y artículos que se escriben en el mundo sobre la especialidad.
[2] Salbuchi Adrian. El cerebro del mundo. Pág 57.
[3] Jorge Fontevecchia. Entretiempo.. Pág. 213.
[4]Frade Francisco Meade La guerra psicológica. Ed. Pleamar. Segunda edición 1982. Pág. 47,48.
[5] Al que nos referimos en un trabajo anterior. “Medios masivos de comunicación y poder” ver en http://www.sosperiodista.com.ar/El-Pais/Medios-masivos-de-comunicacion-y-poder
[6] Enrique Lacolla, La confusión de las palabras. http://www.enriquelacolla.com.ar/
[7] Enrique Lacolla, La confusión de las palabras. http://www.enriquelacolla.com.ar/
[8] Enrique Lacolla, La confusión de las palabras. http://www.enriquelacolla.com.ar/
[9] [9]Frade Francisco Meade , op. cit. Pag. 77
[10] La experiencia Eisejuaz Mariana Docampo

[11] La rebelión de las palabras, Javier Sádaba.

Medios masivos de comunicación y poder

Medios Masivos de comunicación y Poder.

El que tiene el discurso tiene la espada. Platon.
El que tiene el discurso tiene el poder. M. Foucault.


La reciente presentación del Proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales, que se discutirá por dos meses en más de quince foros públicos y abiertos con participación regional y sectorial diversa, determina la necesidad de un análisis profundo de la relación existente entre el poder y los medios de comunicación masivos a los efectos de comprender la importancia y el valor del mismo.

Nos cuenta Arnoldo Perez Wat que la ciencia de las comunicaciones de masa o “mass media” nació en el año 1938. El 30 de octubre de aquél año, un joven llamado Orson Welles realizaba una adaptación radioteatral (de la obra de la obra de H. G. Welles) la cual simulaba una transmisión radial de 1939. Se advirtió a la audiencia que se trataba un programa imaginario, pero en aquella época ya había adquirido el hábito de oir sin escuchar. El locutor leyó un boletín meteorológico, luego se interrumpió la música bailable para informar que un objeto llameante de gran tamaño terminaba de caer a 35 kilómetros de Trenton en New Jersey. Después el locutor se salía del libreto: “Algo comienza a emeger de un cilindro caído de Marte….estoy viendo su cuerpo, tiene el tamaño de un oso”. El relato se hacía más truculento y lógicamente dejaba de trasmitir. Al conectarse con New Cork, el informativo añadía que las máquinas invasoras eran altas como rascacielos. Que todos huían hacia el río y que de siete mil hombres que enfrentaron a un monstruo quedaban ciento veinte. La transmisión duró treinta minutos, la escucharon seis millones de personas, y dos millones creyeron que era realidad. El pánico parcial se extendió por todos los Estados Unidos. Entre otras cosas algunas madres sollozando se despedían de sus hijos. Otros salían a la calle tapándose la boca con pañuelos húmedos para protegerse de los gases tóxicos. ¿Cómo terminó todo? La policía tuvo que sacar a los actores de la radio (CBS) y guardó el libreto con fuerte custodia[1]. Allí se tomó conciencia de lo peligroso que era este medio (la radio) y surgió el estudio de los “mass media”. Si se tiene en cuenta el avance tecnológico producido en la materia se comprenderá la importancia del análisis.

También alejado en el tiempo y hace ya más de cuarenta años un profesor de la universidad de California, Herbert Schiller, publicó su libro “Los manipuladores de cerebros”. En él basándose en una documentación sólida descubre un sistema de adoctrinamiento masivo, programado, oculto y autosuficiente que determina la conducta del ciudadano común. Explica que los medios de manipulación son muchos pero que evidentemente el control del aparato de información y de ideas en todos los niveles es cosa esencial. Ello se asegura, explica el autor, mediante el funcionamiento de una regla simple de la economía de mercado. La propiedad y el control de los medios de comunicación de masas, como todas las otras formas de propiedad, está al alcance de los dueños del capital. Es inevitable que las estaciones de radio y televisión, los diarios y las revistas, la filmación de películas y la edición de libros estén en manos, sobre todo, de cadenas empresarias y conglomerados de medios. Así el aparato está listo para asumir un papel activo y hegemónico en el proceso de manipulación y en una sociedad compleja, el torrente de información es una fuente de poder sin precedentes, no siendo realista imaginar que alguien renunciará de buen grado al control de este poder.

Para que la manipulación sea más eficaz, no debe haber pruebas de su presencia. La manipulación necesita contar con una falsa realidad que implique la negación continua de su existencia[2], claro esta. Si uno descubre el truco del mago aquél pierde sentido y su valor se reduce a cero. Es esencial entonces que la gente manipulada crea en la neutralidad de los medios y para ello se vale del mito del pluralismo de los medios.

Las inmutables leyes del poder enseñan que palabras como “libertad”, “opción” y “elección” evocan un poder que va más allá de la realidad de los beneficios que encierran y mientras el más débil espejismo de una opción asome en el horizonte, rara vez elegimos centrar nuestra atención en la opción que no tenemos. Cuando la gente puede elegir entre varias alternativas le cuesta creer que se trata de una manipulación o engaño.
Existe entonces la ilusión de la opción personal ejercida en un entorno de diversidad cultural e informativa. La ilusión se nutre en la predisposición a confundir abundancia de medios con diversidad de contenido, predisposición ésta que los guardianes de la información fomentan deliberadamente[3]. Es fácil pensar que en la Argentina mil ochocientas setenta radios, más de diez canales de televisión nacional, más de diez diarios nacionales y entre uno y cuatro por provincia suministran al pueblo una rica variedad de informaciones y pasatiempos. Sin embargo la realidad es que la mayoría de los argentinos están básica aunque inconscientemente prisioneros en lo que equivale a una trampa de información sin alternativas. En los medios prácticamente no existe diversidad de opiniones sobre las noticias y ello se explica esencialmente por la identidad intrínseca de intereses materiales e ideológicos, que existe entre los propietarios y la naturaleza monopólica de la industria de las comunicaciones en general[4]. La afluencia de comunicaciones por muchos canales inspira confianza en la idea de la libre elección de información y le otorga verosimilitud a pesar de que como hemos visto, el pluralismo de medios carece de toda diversidad auténtica. Si a ello se agrega lo que nos explica la Dra. María del Carmen Grillo se cierra el círculo comunicacional y la persona accede por todos los medios que consulte a la misma información. Nos explica la mencionada autora que el periodismo político argentino es, la mayor parte de las veces, periodismo de declaraciones y reacciones, en un sistema que se retroalimenta: los programas radiofónicos mañaneros “levantan” lo que sale en los diarios, entrevistan a los personajes, que agregan comentarios, repiten lo que declararon o rectifican, esas entrevistas son tomadas por agencias o portales de noticias en internet, que publican con sus actualizaciones minuto a minuto, y esas declaraciones también son material para la edición de los diarios del día siguiente[5].

Libertad de prensa o libertad de empresa.

El análisis del principio de la libertad de prensa fue realizado en claros términos hace ya más de cincuenta años por Arturo Jauretche. El destacado pensador nacional lo hacía en estos términos: “El cuarto poder está constituido en la actualidad por las grandes empresas periodísticas que son, primero empresas, y después prensa. Se trata de un negocio como cualquier otro que para sostenerse debe ganar dinero vendiendo diarios y recibiendo avisos. Pero el negocio no consiste en la venta del ejemplar, que generalmente da pérdida: consiste en la publicidad. Así el diario es un medio y no un fin, y la llamada “libertad de prensa” una manifestación de la libertad de empresa a que aquella se subordina, porque la prensa es libre solo en la medida que sirva a la empresa y no contraríe sus intereses.”[6] El principio que ha sido instaurado como valladar del sistema democrático, es en realidad un medio por el cual el poder económico financiero mantiene y sostiene la defensa de sus intereses y privilegios. Ello en razón de que como veremos seguidamente el principio de la libertad de prensa opera solo a favor de los intereses del sistema económico imperante y no cuando el periodista tiene una opinión que va en contra de la mano del amo y deviene entonces en lo que Carlos Aznares llama “la libertad de expresión empresaria”[7]. Será fácil comprenderlo con un ejemplo.
Cuando el principio se hace valer.
Recientemente, de acuerdo a lo publicado por la mayoría casi unánime de los medios de comunicación del país, Radio del Plata fue adquirida por la sociedad Electroingenieria S.A. empresa que según lo publicado mantiene intereses y relaciones estrechas con el gobierno nacional. En dicha radio se desempeñaba el periodista Nelson Castro, quien además cuenta con un programa propio en el canal de noticias TN (del grupo Clarín) y es columnista sabatino del Diario Perfil. Adquirida entonces la radio por la sociedad indicada, en atención a que el periodista denunciaba la supuesta corrupción entre el gobierno y la empresa, el mismo fue despedido. Frente a ello la totalidad del periodismo “independiente” (Clarín, La Nación, La Prensa, Perfil, La Razón, Ambito Financiero, Buenos Aires Herald, entre otros), la Sociedad interamericana de Prensa (SIP), Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) y demás organismos que enmascaran en la supuesta reivindicación de la libertad de prensa la defensa de la libertad de empresa y el monopolio informativo, se pronunciaron calificando el hecho como un claro golpe a la libertad de prensa, sin perjuicio de que conforme lo dicho el periodista podía seguir expresando su opinión por los demás medios en los que trabaja y que el sistema por los motivos que seguidamente se expondrán puede darle un lugar en otra radio.
Cuando el principio no se hace valer.
El grupo Clarín constituye un conglomerado que al año 2000 ya contaba con más de cuarenta y seis empresas de diversos sectores: telecomunicación, radiodifusión, prensa escrita, productoras de cine y televisión, agencias de noticias y encuestadoras, además de constructoras, financieras y cajas de retiro[8]. Actualmente también es socio junto al diario La Nación en el negocio sojero en Expoagro, donde cada año se mueven centenares de millones de dólares. Posee parte mayoritaria del paquete accionario del diario cordobés “La Voz del Interior” en razón de que en el año 1998 los diarios Clarín y La Nación se asociaron con los accionistas históricos del diario cordobés La Voz del Interior, con el objetivo de participar en la consolidación del proyecto editorial de la publicación cordobesa. El acuerdo logrado por las empresas Arte Gráfico Editorial Argentino S.A. (editora de Clarín), S.A. La Nación y los accionistas de La Voz del Interior, se corporizó a través de CIMECO S.A. (Compañía de Inversiones en Medios de Comunicación). En el año 2008, previo al incidente que se relata seguidamente, según informó el diario La Nación, vendió la participación accionaria que tenía en Cimeco S.A. - accionista mayoritario de los diarios La Voz del Interior, de Córdoba y Los Andes, de Mendoza - a Arte Gráfico Editorial Argentino S.A. (AGEA SA - editora de Clarín). Ahora bien, durante el conflicto entre las entidades patronales del campo y el gobierno nacional acaecido en el transcurso del año 2008, uno de los editorialistas del Diario La Voz del Interior, el Sr. Enrique Lacolla, quien escribía en el diario desde hace más de treinta y tres años, presentó una nota de opinión intitulada “La sedición del Campo” en el que cuestionaba en duros términos la actuación del sector económico más beneficiado en los últimos cinco años. Presentada la nota, el Directorio del Diario, en atención a que la nota afectaba gravemente los intereses de la empresa periodística y los del grupo económico, resolvió despedirlo (claro está, bajo un acuerdo privado que no puede ser divulgado por ninguna de las partes). No apareció por aquí la SIP o ADEPA[9] o ningún otro medio de comunicación preocupándose o planteando la gravedad de la situación en la que un periodista que hacía más de treinta años escribía editoriales en el diario fuera despedido por proponer una opinión disonante con la política e intereses económicos del diario. El autor, Enrique Lacolla, no dispuso de ningún otro medio periodístico para expresar libremente sus ideas, pero en atención al adelanto tecnológico puede seguir desplegando su pluma en su página de internet http://www.enriquelacolla.com.ar/. El ejemplo expuesto es muy claro porque nos recuerda que no existe tal cosa como la prensa independiente (a pesar de que justamente el canal de televisión del conglomerado mentado se denomine asimismo como TN Periodismo Independiente). La prensa nos dirá todos los días que su libertad es imprescindible para el desarrollo de la vida humana, pero nos ocultará la naturaleza de esa libertad restrictiva e hipócrita, porque el libre acceso a las fuentes de información no implica la libre discusión ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la versión y la difunden[10]. El poder de los medios es avasallante y en ese sentido debe tenerse en cuenta que el motivo de un editorial da a millones de personas la misma idea que conviene en un mismo día[11] y siempre bajo la pantalla de la independencia. Esto es clave puesto que si uno observa por televisión el canal del Estado (Canal 7) o lee un diario que puede considerarse actualmente oficialista (Página 12) uno está advertido de la procedencia de la información pero cuando lee u observa una noticia en un medio “independiente” (Clarín, La Nación, Perfil, Ámbito Financiero, Crítica de la Argentina entre otros) uno no está prevenido sobre el mismo procedimiento practicado por los dueños del medio. En estos medios nunca aparecerá una bajada, ni un slogan o lema que diga: “Este es del diario que representa los intereses de los sectores financieros internacionales”. La perspectiva que fabulan es la de una verdad universal, objetiva porque coincide punto por punto con su objeto, porque no tiene patrón ni enunciador. Nadie la nombra: Los hechos hablarían por si mismos[12]. El método utilizado por la supuesta “prensa independiente” cuya primera trampa es esa supuesta independencia, como ya hemos visto, no consiste solo en la deformación de los hechos informados y en la reiteración constante y destacada de los hechos, doctrinas y soluciones convenientes a la realidad que hay detrás de esa independencia, sino al manipuleo de las informaciones que no se adecuan a esos fines.[13]
El proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales.
El reciente proyecto presentado por la Sra. Presidente en el Teatro Argentino de la Plata, no es un proyecto de ley sino una propuesta que será se evaluará durante dos meses en más de quince foros públicos y abiertos, con participación regional y sectorial diversa y a la que estarán invitados todos los sectores que están comprometidos con el intercambio electrónico de bienes culturales[14]. La presentación del texto comienza por explicar cómo cumplirá con los 21 puntos de la Iniciativa Ciudadana para una Radiodifusión Democrática elaborados por una amplia coalición de organizaciones, como la CGT, la CTA, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el Serpaj, el CELS, las Universidades Nacionales de Buenos Aires, Córdoba y La Plata, las entidades que agrupan a radios comunitarias y universitarias, sindicatos de todo el país de trabajadores de prensa, educación y televisión, centrales de cooperativas, canillitas y actores. Cada artículo está respaldado por legislación de Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá. La reserva de un tercio del espectro para personas sin fines de lucro; la participación como radiodifusores de provincias, municipios y organismos no gubernamentales; las cuotas de producción nacional; la referencia a los principios de libertad de expresión y pluralismo contenidos en los tratados internacionales de derechos humanos; la regulación por un ente colegiado en el que tendrán representación las dos principales fuerzas de la oposición en el Congreso, como también ocurrirá con el sistema de medios públicos; la intervención legislativa en el nombramiento de la autoridad de aplicación, el sistema de medios públicos y el Defensor del Público; las audiencias públicas antes de prorrogar una licencia; el establecimiento de una tarifa social para el servicio básico de cable allí donde no haya alternativas, conforman un conjunto de una amplitud y solidez superior a los de cualquier proyecto anterior en la materia.
Por esto, porque la historia es cíclica, porque los intereses en juego son siempre los mismos y porque cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia es importante recordar las palabras de Jauretche quien hace más de cincuenta años nos decía: “La opinión pública está atenta al menor signo de presión oficial sobre los medios de información; hay en esto una preocupación enfermiza estimulada por la gran prensa que cuida que esa opinión ignore la permanente, regular y sistemática presión de los intereses económicos sobre ella. Generalmente el conflicto entre las dos censuras se produce en cuanto el Estado intenta orientarse hacia los intereses nacionales y se encuentra con la orquestada oposición periodística: el conflicto es en realidad entre la pretensión del Estado de dirigir y los intereses que ejercen la dirección, tras la pantalla de la libertad que es su monopolio. Así el choque entre una y otra orientación, en lugar de ser presentado como el choque entre los intereses del Estado, o de la sociedad – o si se quiere del grupo gobernante – y los intereses particulares que suministran información y doctrina a través de la prensa, es presentado como la alternativa entre la Dictadura y la Libertad, en lugar de serlo como el conflicto entre dos fuerzas, una que domina el periodismo y otra que pretende acomodarlo a sus propias orientaciones.”
Para que quede claro. Lo que se señala aquí es que es tan nefasto la existencia de una sola voz, sea que esta provenga del mercado (como lo es desde hace más de treinta años) o del estado. Lo necesario es la pluralidad de voces y la posibilidad de elegir de manera cierta y verdadera entre distintas opciones. Ello es contemplado por el proyecto conforme se ha ya comentado.
El proyecto presentado debe necesariamente contar con el apoyo de la ciudadanía ya que permitirá diversificar las opiniones en un espectro que en el día de la fecha se encuentra profundamente concentrado. Karl Popper dijo alguna vez: “La televisión es un poder demasiado grande para una democracia. Ninguna democracia podrá sobrevivir sino se pone fin al abuso de ese poder.” Sigamos entonces al autor citado y apoyemos un proyecto que plantea una sociedad realmente plural en la participación en los medios masivos de comunicación[15].
[1] Las cosas y no tanto. Arnaldo Perez Wat. Pág. 117.
[2] Los manipuladores de cerebros. Herbert Schiller. Ed. Gedisa. 1974.
[3] Herbert Schiller. Op cit. pág. 33.
[4] Conforme lo expresa Guillermo Mastrini, miembro del Instituto de Estudios sobre Comunicación del Sistema Nacional de Medios Públicos, en la Argentina el porcentaje de mercado que dominan las cuatro primeras empresas -tanto por audiencia como por facturación- está cerca del 80%. http://www.comercioyjusticia.com.ar/pagina.asp?id=8007

[5] No seamos ingenuos. Manual para la lectura inteligente de los medios. Pág. 122 pie de página.
[6] Manual de Zonceras argentinas. Arturo Jauretche. Ed. Corregidor. Pág. 203,204.
[7] Contrainformación. Medios Alternativos para la acción política. Ed. Peña Lillo. Pág. 117.
[8] Globalización y monopolios en la comunicación en América Latina. Mastrini – Bolaño Editores. Pág. 147.
[9] Si lo cuestionó en duros términos el Cispren (Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba) pero su escasa capacidad de difusión no permitió un acceso importante al conocimiento del hecho. Se dijo allí: “La desafectación de Lacolla, iniciada con el rechazo de una nota titulada “La sedición del campo”, coincide con la asunción del control total de la empresa Cimeco -propietaria de La Voz- por parte del Grupo Clarín, que participa en forma directa en los agronegocios y cuenta en su directorio con poderosos terratenientes y empresarios del sector agropecuario. El mensaje es muy claro: no hay lugar para el disenso ideológico en los grandes medios de comunicación. Y menos en momentos en que en un conflicto se dirimen intereses propios o de sus aliados.”
[10] Los profetas del Odio y la Yapa La colonización pedagogíca. Arturo Jaurecthe. Ed. Peña Lillo. Pág. 223.
[11] La propenda política. Jean Marie Domenach. Pág. 126.
[12] Contrainformación..op. cit. Santiago Gándara. Pág. 40
[13] Los profetas del Odio y la Yapa La colonización pedagogíca. Arturo Jaurecthe. Ed. Peña Lillo. Pág. 226.

[14] Comercio y Justicia. Una tarea a la que estamos llamados. Javier De Pascuale. Contratapa Día 20.3.2007.
[15] Celebremos el inicio de un debate que esperamos fructífero, por una “ley de leyes” que nos permita escucharnos a todos en la Argentina. Que nos regale voces diferentes, que nos facilite la elaboración de nuevos discursos para descubrir los nuevos tiempos que tenemos ante nuestros ojos. Comercio y Justicia. Una tarea a la que estamos llamados. Javier De Pascuale. Contratapa Día 20.3.2007.